ELIAS ROJAS PAREDES
La huelga de los maestros tuvo como corolario la
derrota. Esta situación abrió un nuevo
contexto, una nueva etapa en la lucha. Es
evidente que la correlación de fuerzas favorecen a los enemigos del magisterio.
Es un contexto bastante complicado, no
solo hay que parar la ofensiva del ministro de economía (BM y FMI), sino además recuperar la confianza
de los maestros. Que asuman que hay que
luchar.
La aprobación del Proyecto de ley de Reforma Magisterial
por parte de la Comisión de Educación del Parlamento, se convierte en el
centro, en el eje, donde se concentra la ofensiva por parte de Castilla, que ha
obligado a la Comisión de educación a mantener el proyecto, con modificaciones cosméticas. Desde el otro lado es la oportunidad de
iniciar el camino de la lucha, de masas y organizada. Donde la legitimidad y confianza juegan un
rol de primer orden en el camino del fortalecimiento y de la unidad.
1.
La
unidad: la madre de todas las victorias
Durante estos días he conversado con muchos
maestros. He escuchado intervenciones en
los medios radiales. Una cosa queda
clara, dentro de los muchos factores de la derrota, es la división la que ha
permitido que el gobierno pase a la
ofensiva.
Tal cierto es ello que cuando se reúne la bancada
nacionalista con el Primer Ministro Jimenez Mayor, una parte importante de
ellos le exigen que solucione la huelga de los Maestros, el responde: “la
huelga esta solucionada por el lado del CONARE”. Sea que el CONARE ha negociado o sea como tontos útiles,
la verdad que la máxima romana de “divide y reinaras” ha funcionado a la
perfección.
Pero la unidad debe ser integral, debe significar
no solo la existencia de un solo sindicato, de una sola plataforma, pero además
el convencimiento de que “los trapitos se lavan en casa”. Es obvio que la
estrategia partidaria de posicionamiento esta colisionando con los intereses
reivindicativos de los maestros. De allí que parezca una lucha de
capillas. Entonces la unidad tiene que
partir necesariamente de estos intereses reivindicativos. Lo que implica recoger lo que piensa el
maestro y convertirlo en propuesta. Esto
es escuchar, esa es la clave. Los vanguardismos
no hacen ello, piensan que todo lo saben.
Ahora, la unidad no es un romance, es todo lo
contrario, es decir es lucha. Ello implica
poner por delante los intereses de los maestros, tener una sola plataforma y
tener mecanismos institucionales que preserven y fortalezcan la unidad. Es en estos donde se encuentra el
camino. Lo que pasa en el magisterio de
Arequipa y de Puno debe llevar a la reflexión.
Esto es paradigmático, en ambos casos los maestros han adoptado medidas
que van en contra de las capillas revolucionaristas, marcado distancia de la
utilización y poniendo en su lugar el aprovechamiento logrero.
2.
La legitimidad
es la base de la confianza
Como toda derrota lo primero que se pierde es la
confianza de las bases. Ello deteriora
la legitimidad de la dirigencia. Trabajar
por recuperar la confianza se convierte en el elemento central del
fortalecimiento sindical. Pero, ello
requiere dirección, requiere ponerse en otro nivel. Es decir, asumir la virtualidad de la derrota
para ingresar en el terreno de fortalecimiento institucional, de renovación y
de ponerse a la cabeza del proceso. El CEN
debe asumir esta responsabilidad. Debe
ser la dirección del fortalecimiento institucional y de la renovación en la
conducción.
El fortalecimiento institucional no solo debe
significar el funcionamiento del Estatuto, debe ser la recuperación de la
tradición democrática del sindicato, retomar las fuentes. Es decir el nacimiento del sindicato fue el
parto de la Unidad, con ello se genero un mecanismo de legitimidad que parte
del voto del maestro. Si bien los
mecanismos indirectos son también validos y democráticos, estos se han
pervertido por un manejo burocrático y ajeno a los intereses de los
maestros. Por ello el mecanismo de el
voto directo debe ser el mecanismo de la legitimidad, junto a ello la unidad será
el resultado ineludible.
Esta debe ser la norma en las bases, que debe
llevar a mejorar la relación dirigente-dirigidos, organización de las
bases-dirigencia, intereses de las bases-propuesta de elección de
dirigentes. Es obvio que estos son temas
más de largo plazo, pero hay que sentar las bases hoy.
Junto a ello la renovación. Esto no es solo un proceso de cambio de
dirigentes. Si lo vemos así entonces la
renovación es incidir en la politización (ojo no confundir con la
partidarización), esto es asumir que hay que luchar, enfrentado la
reideologización y la repolitización desde la perspectiva neoliberal del
maestro. Trabajar para que el maestro sea
líder, lo que implica una solida dignidad y una elevada autoestima. Finalmente fortalecer su compromiso con el
pueblo a partir de defender la escuela pública, mejorar su calidad como una
forma de enfrentarse a la perpetuación de la desigualdad social. Persistir en una educación de los hijos del
pueblo para la movilidad social. La renovación debe ser la victoria del
sindicalismo clasista.
Visto así las cosas legitimar y religitimar las
dirigencias intermedias se convierten en el eslabón clave. Por ello el CEN debe conducir el
proceso. La convocatoria a elecciones en
las bases debe permitir dotarse de una dirigencia intermedia que tenga la
confianza de las bases, única y unitaria.
Esto debe ayudar a enfrentar en mejores condiciones la ofensiva del
gobierno y sus aliados.
3.
Marchar
unidos, no quedarse en la coyuntura
La lucha que tiene el magisterio es de largo
aliento. No se acaba en los vericuetos
del parlamento. Si se piensa en esos términos
solo se reafirma la derrota. Hoy los
enemigos están a la ofensiva y los ejércitos magisteriales se encuentran
debilitados. Por ello la elección de las
formas de lucha tiene la finalidad de recuperar la confianza, acumular
fuerzas. La lucha legal escribe en esa
orientación. Son buenas si se encuentran
en dentro de un plan estratégico, si se carece de ello se reduce a la coyuntura, y ello significa derrota.
La verdad es que poco se puede hacer para evitar
la aprobación de la ley de Reforma Magisterial.
Ellos tienen la fuerza y los votos. Por lo tanto hay que proponerse
derrotar esta nefasta norma y plantearse una nueva. Lograr esa victoria solo es posible si se
prepara el escenario de la lucha.
La vía legal con toda la importancia que reviste,
se encuentra bastante limitada. Ello tiene
que ver con que el Tribunal Constitucional se ha convertido en un apéndice del
poder, actúa en función del programa neoliberal. Por lo menos las últimas sentencias así lo
demuestran. Cifrar todo a ello es un
error. La denuncia de
inconstitucionalidad en ese contexto puede terminar legitimando una norma que
nace con el repudio de los maestros.
Por ello hay que llegar armados al 2013. La convocatoria al paro nacional y/o jornada
nacional de lucha tiene el respaldo de los maestros. Estos quieren parar. Saben que no van a detener la aprobación,
pero que van a mostrar los puños, de un
magisterio que está dispuesto a luchar, que no quiere ser avasallado. Esa es la virtud de la lucha: mostrar los
puños. No es el escenario para entrar al
enfrentamiento, eso quisieran los enemigos del magisterio. Lo que se tiene que hacer es preparar ese
escenario.
Para ello se debe hacer por lo menos tres cosas:
a)
Unidad
y legitimidad. Esto debe traducirse en
un solo sindicato, una sola plataforma y una dirigencia legitimada. Por tanto debe resolverse la unidad vía
elecciones. Concentrase en las
jurisdicciones de provincia.
b)
Con el
arma de la democracia. La lucha social
en los últimos años han introducido la consulta como forma de derrotar las
ambiciones de las empresas mineras. Esta
es un arma mortal. Por ello el magisterio
debe proponerse un referéndum de su propia iniciativa legal. El magisterio puede lograr reunir 3’000,000
de firmas, solo entregando un planillón por profesor. Si hay organización y convicción esto se
logra en el más breve plazo. Debo decir
que es una propuesta de base y parte de una situación favorable en la medida
que hay indignación y rechazo del magisterio a la ley de reforma magisterial.
c)
Preparar
la huelga. El 2013 debe significar la
realización de la huelga. Ya con los ejércitos
unificados, convencidos de la victoria.
Finalmente, no pretendo dar consejos, ni directivas,
mucho menos orientaciones. Solo he
pretendido sistematizar las conversaciones con maestros. Los pongo a la mesa como insumo. Si hay debate bienvenido. Lo único que espero es que no se enojen y que
el subjetivismo los reduzca a lo interno.
Son pues internistas.
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