lunes, 7 de mayo de 2012

PERU: LA MARCHA POPULAR DEL 12 DE OCTUBRE 12 , ¿APOYO O EXIGENCIA?.


José Ramos Bosmediano, educador, miembro de la Red social para la Escuela Pública en las Américas (Red SEPA, Canadá), ex Secretario General del SUTEP

La Marcha Popular realizada en el Perú el día 12 de octubre, a casi tres meses de iniciado el gobierno del Presidente Ollanta Humala, fue convocada por la Confederación General de Trabajadores del Perú como una jornada de apoyo al gobierno actual, señalando como fundamento de ese apoyo las medidas gubernamentales que, supuestamente,  vienen favoreciendo al pueblo, a los trabajadores y al país.  Después de la convocatoria en los términos señalados, los dirigentes convocantes trataron de concentrar la acción de lucha en las exigencias de medidas políticas y laborales más claras por parte del gobierno, pues, los trabajadores, hasta el momento, no ven ninguna política de reversión de las políticas laborales neoliberales que han conculcado todos los derechos de los trabajadores peruanos.  Esta percepción ponía en peligro la convocatoria y era necesario dotarla de un enunciado que responda a las expectativas actuales del movimiento popular y de los sectores políticos que han apoyado la candidatura del Presidente Humala para hacer posible “la gran transformación” que ofreciera durante su campaña electoral, pero que hasta el momento no aparecen como expresiones de ese cambio prometido, factor ideológico y político fundamental para la derrota de toda la derecha neoliberal en el Perú.
El giro de la convocatoria en los términos de exigencia de cambios verdaderos determinó que la marcha nacional sea aceptablemente acatada, incluso por numerosos maestros del SUTEP que, sin una paralización efectiva de clases, no suelen concurrir a las marchas para no dejar solos a sus alumnos en las escuelas.
¿Con el gobierno o contra la derecha neoliberal?
En el momento actual en el Perú, ¿la contradicción política principal es entre el gobierno y la derecha neoliberal o entre esta derecha y el pueblo?  Mi punto de vista es la segunda, pues el gobierno, pese a la derrota de la derecha neoliberal en las elecciones generales del primer semestre del presente año, no ha logrado dar el paso fundamental para enfrentar las estructuras económicas y sociales que ha dejado el neoliberalismo en los últimos 20 años en el Perú.  Empezó, nada más,   a rasguñar las ingentes ganancias de las grandes empresas mineras nacionales y extranjeras, incluso sin que estas hicieran polvareda, pero no ha tocado, hasta la fecha, el armatoste de política laboral del neoliberalismo.  El manejo de la macroeconomía está bajo el control del mismo staff neoliberal que dejara el gobierno aprista. Los periodistas que se definen como “liberales” no cesan de exigir al gobierno generar “más confianza en los inversionistas”, vale decir, no tocar sus intereses. En el campo educativo, como veremos en otro artículo, toda la estructura heredada permanece intocable, salvo intentos de mejoras en la administración de aquellas políticas educativas, y manteniendo a los maestros en la misma situación de fragmentación profesional y congelamiento remunerativo.
Hoy queda más claro que la distribución de alimentación y dinero para los más pobres (PRONAAA y JUNTOS, respectivamente), no solamente produce el aprovechamiento mafioso de la burocracia intermedia de esos programas, sino que las condiciones en las que se ofrecen a los sectores más marginados del Perú son de las más deplorables, como siempre lo han sido, poniendo en peligro la vida de los niños.  Hay que decir que los casi 800 millones de soles anuales que se gastan en el asistencialismo neoliberal, más una suma mayor en la distribución en  dinero efectivo, tendría un fin digno si se invirtiera en la promoción de la pequeña y mediana agricultura para generar una economía familiar y alimentaria realmente moderna.  Para esto, como lo demuestra la “Revista Agraria”, se requiere replantear el sistema de adjudicación de tierras aptas para la producción agraria.   Nada de esto aparece hasta el momento.
No es, pues, una convocatoria adecuada cuando ella es motivada por el apoyo al gobierno actual.  Este error ya ocurrió cuando gobernó Juan Velasco Alvarado, en cuyo período (1968 – 1975), un gran sector de la clase obrera fue orientado al apoyo incondicional de aquel gobierno, cuyo horizonte burgués no podía, como no lo pudo,  sentar las bases de un nuevo Estado y una nueva sociedad en el Perú.  El seguidismo no es una buena opción para organizar a las masas oprimidas.
En este período político, diferente al que vive Bolivia y Venezuela, la contradicción principal en el Perú se da entre el pueblo y los trabajadores, como sectores oprimidos del país, y  la gran burguesía con su proyecto neoliberal que no ha sido tocado.  Exigir al gobierno un programa de cambios verdaderos es la cuestión del momento, sin dejar de luchar por el programa de cambios en la economía, la defensa de los recursos naturales, una nueva educación, la salud gratuita y universal, la seguridad social plena, la industrialización del país, una nueva reforma agraria que recupere el papel del campesinado en la producción agraria, una política de desarrollo de la Amazonía peruana en su conjunto, política energética nacional y de autoabastecimiento, la recuperación del papel del Estado en la economía, la educación, la salud y la cultura.

La derecha neoliberal debe ser enfrentada y derrotada.

La derecha neoliberal no ha sido derrotada en lo fundamental.  Su derrota política electoral no le ha impedido seguir manejando la economía del país.  Su objetivo es seguir manteniendo su hegemonía económica sobre la base de negociaciones con el actual gobierno para frenar cualquier reforma que vaya más allá de donde llegó Lula da Silva en el Brasil, o Correa en el Ecuador.  En el interregno, el gobierno de Humala, de proseguir el ritmo de la indefinición programática, podría debilitarse y aislarse de las masas que le apoyaron como candidato, lo que facilitaría a la derecha neoliberal recuperar el pleno poder en el 2016.
Cometeríamos un nuevo error si seguimos confiando solamente en un gobierno reformista, como el de Humala, para avanzar en la lucha por un nuevo sistema social en el Perú, sin tener en cuenta que es el pueblo organizado, en especial los trabajadores, la fuerza fundamental para transformar las estructuras económicas y sociales del Perú actual, mucho más cuando estas estructuras han sido consolidadas por los últimos dos gobiernos neoliberales del siglo XXI (2001 -2006 / 2006 =2011).

El discurso del Sr. Abugattás.
El Sr. Abugattás, uno de los principales dirigentes del partido gobernante y Presidente del Congreso, ofreció a las masas reunidas en el mitin de cierre de la marcha un discurso de agradecimiento y de ambiguos enunciados sobre lo mucho que los manifestantes esperan del gobierno, pero sin definir esos “muchos”, salvo la “lucha frontal contra la corrupción” que hasta los propios corruptos del fujimorismo se atreven a pronunciar.  Lo único que pudo escucharse con claridad es la reiteración de la promesa del aumento del salario mínimo vital, apenas una parte insignificante de las necesidades de reivindicaciones laborales para los trabajadores peruanos.
En el Perú podríamos marchar hacia la construcción de un gobierno que inicie el desarme del programa neoliberal y la aplicación de un programa diferente y opuesto, o también a un proceso de debilitamiento del gobierno y la preparación de condiciones para que la derecha neoliberal vuelva a hacerse del gobierno. 
La organización política del pueblo y de los trabajadores sobre la base de un programa de transformaciones en todos los campos de la vida nacional, será el fundamental factor del nuevo rumbo que el Perú requiere seguir.
Iquitos, octubre 13 del 2011.

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