El mejor homenaje, que el pueblo peruano y los maestros del Perú del siglo XXI, le pueden rendir a un ser humano de la talla de Horacio Zeballos Gámez, es trabajar por recuperar la decencia en la política, la consecuencia entre el ejemplo y la palabra, en ligar la moral y la conducta, en ser consecuente con su familia, con su esposa, y sus hijos y su pueblo, y fundamentalmente amar al Perú profundo, lejos de arribismos y contubernios por las alturas, saber dejar un verdadero legado a una juventud que está en busca de alternativas frescas.
Un 07 de marzo de 1984 a la edad de 41 años; el Perú ganó el ejemplo de un liderazgo, por ello de Horacio se puede decir que fue íntegro toda su vida: no había doble lenguaje y conducta.
Definir a Horacio es su vida misma, entendida como el desarrollo de todas sus fuerzas, capacidades y potencialidades individuales, que fue posible en su corta vida, solo mediante su accionar continuo y consecuente, nunca mediante la pura contemplación o receptividad de cara a su pueblo al que entregó su vida misma.
Él nació en Carumas, en el sur del departamento de Moquegua el 20 de Mayo de 1943, sus estudios primarios y secundarios los realizó en el colegio “La Libertad”. Desde muy temprano demostró anhelo solidario y fraterno, también emitió sus voces de protesta ante injusticias cometidas por algún profesor o auxiliar, el cual hizo que sus compañeros lo quisieran y lo apreciaran, como un sello que marcó su vida hasta su muerte.
Su fibra espiritual, se tradujo en sus obras literarias: "El Eco de mi Voz" (1962) ,"Cisne Amante o Luna del Cisne" (1963), "Pluma esclava" (1963), "Los Esclavos de Corbata" (1970) obra sobre la realidad, protesta y pedido del Magisterio Peruano: La División Nacional y sus Actuales Consecuencias, Las Corrientes Sindicales y el Panorama Mundial, La influencia Histórica del Sindicalismo Internacional, Caracterización Social del Profesor y sus Contradicciones de Clase con la Burguesía, El Magisterio Organizado: Peligro para las Clases Dominantes, El Paralelismo Magisterial y el Estado Peruano, Perspectivas para la Superación Teórica y Practica del Profesor, Columnas Vertebrales de Unidad e Integración, además "Alegrías de la prisión" (1979), "Alegrías del prisionero" (2000).
Tres hechos marcaron la vida de Horacio: el primero, en julio de 1972, en el magno Congreso Nacional de Unificación llevado a cabo en el Cusco, es elegido como el primer Secretario General del Sindicato Único de Trabajadores en la Educación del Perú SUTEP iniciándose una nueva etapa práctica y consolidación del sindicalismo clasista en el magisterio peruano. Entre los años de 1972 y 1973 va recorriendo el Perú Profundo organizando SUTES bases, donde los Maestros hasta hoy desfilan en apretadas filas, luchando por sus justas reivindicaciones, por un futuro porvenir.
El segundo, a consecuencia del Paro Nacional del 24 de octubre de 1973, Horacio junto a 96 maestros fueron recluidos en la Colonia Penal del Sepa, donde permanecieron presos cerca de 8 meses como si fueran delincuentes comunes, fueron trasladados del Potao a la Cárcel del Callao, siendo sometidos a un juicio “Político Militar” siendo arrancados de las mazmorras el 13 de junio de 1974 debido a la fuerte presión nacional e internacional que se ejerció para obtener su libertad.
El tercero, en 1973 ingresa al Partido Comunista del Perú “Patria Roja” bajo una firme convicción de que la mera lucha sindical no podría conducirnos a la Liberación Nacional y el Socialismo y que los trabajadores debían contar con una vanguardia política que los presente y dirija. En Patria Roja militó hasta su muerte bajo el seudónimo de Amaru.
Es en las luchas, que el verbo de Horacio, se convierte en su herramienta fundamentalmente ideológica, para darnos a entender en un lenguaje sencillo, que el socialismo significa, el orden social que permite la recuperación del hombre, significa un mundo en el que el hombre, no es un extraño entre extraños, sino está en su mundo, donde se siente como en su propia morada, el hombre ya no es el lobo del hombre.
El significado del legado de Horacio, es que su éxito incluyó a personas, a la masa, pues un legado que no incluye a los protagonistas de la historia: el pueblo, no tiene ningún valor eterno, por eso el liderazgo de Horacio es tan importante, porque en cuestiones de conciencia se afirmó como una roca, porque al fin el liderazgo de Horacio es influencia en la masa, y el lo logró.
Cuando se encontraba en el Congreso, sustentando la ley que reivindicaba al educador, le llegó la partida y volvió los ojos a Dios de manera fortuita, causando hondo pesar hasta en los rincones más alejados de nuestra nación. En verdad, se encontraba con la salud muy deteriorada por tantos maltratos, vejámenes y persecuciones que recibió como luchador sindical, de parte de los gobiernos de turno, a los cuales enfrentó con la firmeza de su verbo y las masas en las calles.
Muere en Lima el 7 de marzo de 1984, a las 11.30 a.m., a consecuencia de un paro cardiaco por “coma hiperglucémico”, siendo enterrado en Arequipa en el Cementerio General de la Apacheta quedando depositado su ataúd en el nicho 455 del Pabellón Santo Olivia. Tiempo después sus restos fueron trasladados a un Mausoleo ubicado en la parte izquierda del acceso principal de ingreso al campo santo, a donde todos los años se realizan romerías en homenaje a su vida dedicada al magisterio nacional, los trabajadores y el pueblo peruano.
Podemos decir, que el odio de clase contra Horacio, acumulando infamias contra el, los hizo a una lado, como si se tratara de una telaraña, ignorándolo, respondiendo sólo cuando se veía obligado por una extrema necesidad, pues finalmente murió amado, reverenciado, y llorado por millones de peruanos; y me atrevo a afirmar, que aunque tuvo quizás muchos opositores, no tuvo un solo enemigo personal, su nombre perdurará, lo mismo que su obra.
Simplemente Horacio, sigue siendo un líder, porque dejó un legado, que seguirá influyendo en otras personas, estimulando e impulsando a otras, porque no solo en el pensamiento, sino a través de todos sus sentidos, como Horacio se afirmó en el mundo objetivo, de su realidad que le tocó vivir.
UBALDO TEJADA GUERRERO
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