Las propuestas del nuevo NO
Mirko Lauer
La nueva versión de la campaña de rostros del
NO, ahora en grandes carteles sobre temas que preocupan también a los vecinos de
Lima, ha molestado a los revocadores. En verdad, desde el primer día les ha
molestado que el NO haga campaña. Es decir, que los conductores de la gestión
municipal satanizada se defiendan.
Algún comentarista ha llegado a
decir que como los temas de los carteles son novedosos en la contienda, el JNE
debe volver a intervenir para intentar atar de manos al NO. El JNE no lo hizo
cuando el SI lanzó la acusación de pituca, vaga e incapaz contra Susana
Villarán, no se entiende por qué el JNE lo haría ahora que el NO apunta a las
preocupaciones de los vecinos.
La patética queja de algunos
revocadores es más o menos que les han politizado la revocatoria. Como si tratar
de derribar al concejo municipal elegido de la mayor ciudad del Perú no fuera un
mayúsculo acto político. La prueba es que los partidos políticos han asumido
públicas posiciones en la batalla casi desde la primera
hora.
Una característica de esta etapa en los
rostros del NO es que todo político con algún interés en mejorar la condición de
los peruanos puede suscribir sus lemas. De hecho son muchos los políticos
actualmente adheridos al SI, que los han utilizado a forro, todos o algunos,
iguales o similares, en sus pasadas campañas
electorales.
Para Villarán y su equipo los nuevos carteles son la oportunidad
de poner en vitrina los valores que impulsan su gestión. En algunos casos ellos
incluso son un eco de lo que fue su campaña electoral a la alcaldía. Desde el
punto de vista del estilo, ellos son una estrategia mucho mejor que dedicarse a
satanizar al contrincante.
¿Funcionará? Está por verse. La
apuesta parece ser a que una parte suficiente de la población pase de una
actitud emotiva a una reflexiva, y por esa vía se pueda conectar con sus
verdaderos intereses. Lo cual, si la ley no cambia, podría demostrar utilidad
frente a la creciente plaga de revocatorias sin argumentos de peso en todo el
país.
Vistos desde otro ángulo, los
carteles evocan una lista de promesas políticas de los más variados orígenes,
fantasmas de programas de gobierno muertos en grandes hecatombes de la voluntad
política. En esa medida son mensajes que hacen pensar mucho más allá de las
criolladas cerriles de los revocadores de la primera o la segunda
hora.
Debemos suponer que todo esto elevará el nivel
de la campaña del SI, que ahora está consistiendo sobre todo en sabotear el
legítimo activismo del NO desde alcaldías distritales matonescas que no tienen
problema en agraviar las opiniones de una parte de sus propios
vecinos.
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